jueves, 17 de junio de 2010

Familia Díez Savater




Familia Díez Savater. Calle Erillas, 26 3ºA. Las dos de la tarde.

Madre: Juana
Padre: Francisco
Hija mayor: Merche
Hijo mediana: Patricia
Hija Pequeña: Ester

Francisco en la cocina cortando jamón, entra Juana.

Juana -¿Tienes algo para lavar? Si tienes algo sácalo ya porque ahora voy a hacer la colada de blanco con lo de la tienda, pero luego voy a hacer una de color, que con este tiempo se seca todo a la media vuelta y en cuanto se seque lo blanco, la Ester que lo vaya planchando y para mañana eso que tenemos adelantado ¿Tienes algo o no? Lo que sea dímelo ahora porque si no.
Francisco -Ya esta en la lavadora.
Juana -(mirando la ropa de la lavadora) ¿Esto, solo esto? poco me parece esto. Seguro que tienes más por ahí, voy a ver. No cortes así el jamón. Esto hay que cortarlo más fino, así de gordo la Ester no lo va a querer ni ver y la Patricia lo que le falta, atragantarse con un trozo de jamón.
Francisco -Un poco de hambre les vendría bien.
Juana -Estos trozos son muy gordos, ufff, deja ya lo corto yo.
Francisco -¡Pero si siempre lo he cortado así!
Juana -Anda, anda ¡En la vida hemos cortado el jamón así de gordo!

Entran Merche, Patricia y Ester que llegan del instituto.

Ester -¡Cuéntanoslo!
Patricia -¡Cuéntanoslo!
Francisco -Me vas a decir a mí como corto yo el jamón.
Juana -Míralo, tú míralo ¡míralo! ¡Mira que trozos más gordos!
Ester -¡Cuéntanoslo!
Patricia -¡Cuéntanoslo!
Ester -¡Cuéntanoslo!
Patricia -¡Cuéntanoslo!

Pasan por delante de la puerta de la cocina.

Merche -Hola mama, hola papa.
Ester -¡Cuéntanoslo!
Patricia -¡Cuéntanoslo!

Merche y Ester continúan hacia el cuarto que comparten las tres hermanas. Patricia se queda en la cocina.

Francisco -¡Córtalo como te dé la gana!
Juana -Como me dé la gana no, normal, como siempre.
Patricia -Hola mama.
Juana -Hola Patri cariño ¿Qué tal la tripita?
Patricia -La tengo rara ¿qué hay para comer?
Francisco -Jamón muy gordo.

Simultáneamente vemos a Merche y Ester cambiándose en su cuarto.

Ester -¿Como se llama? solo dime como se llama ¿como se llama? Ya se, el Diego, el Diego ¿Es el Diego? ¿Sólo dime si es el Diego? Sólo dime eso y no te pregunto más ¡Qué fuerte, el Diego! Si solo hace dos meses que corto con la Elena ¿Vais a quedar este sábado? El Diego ¡Qué fuerte!

Merche y Ester salen de su cuarto y van a la cocina.

Ester -Hola mama, hola papa ¡la Merchi esta saliendo con el Diego!
Patricia -¡El Diego! ¿el que salía con la Elena?
Juana -Hola Merche. Venga a comer todo el mundo, sentaros.
Ester -El Diego, el del ciclomotor.
Merche -¡Qué no estoy saliendo con nadie vale ya!
Juana -¿Ese es el hijo de la ferretera, que tiene una hermana que esta un poco así?
Patricia -A mí ese ciclomotor me parece asqueroso.
Ester -Su hermana no esta un poco así, no es ese.
Juana -Pero la ferretería si la tienen ¿no?
Ester -No sé.
Patricia -El ciclomotor es asqueroso.
Juana -(a Merche) Tiene o no tiene una ferretería el padre de tu novio.
Merche -(enfadada) ¡¡¡Qué no lo sé, dejadme en paz!!!
Patricia -La ferretería no sé, pero el ciclomotor lo tiene seguro, y es asqueroso.
Ester -Más asqueroso es el de tu novio que no tiene ciclomotor.
Patricia -¡Oye, cállate enana!
Juana -Patricia cámbiate que vamos a comer.
Patricia -¡Hala! Me cambio luego mama.
Juana -Ni ala ni pechuga ¡Qué te cambies!
Ester -(a Merche) ¿Os habéis enrollado?
Patricia -¡Mamaaaaa, porfaaaa!
Juana -¡Qué te cambies!
Ester -Sólo cuéntame eso, cuéntame si os habéis enrollado.
Patricia -Seguro que se han enrollado en el ciclomotor asqueroso.
Francisco -(grita y corta todas las conversaciones) ¡¡¡Comemos o no!!!

Todas cortan las conversaciones pero sin alterarse por el grito, sin mal rollo. Juana pone la comida en la mesa. Patricia se va a cambiar para volver después a la mesa. Todos comen y hablan a la vez.

Juana -¿Habéis visto que los de arriba ya han terminado de cerrar la terraza?
Ester -¿Que terraza?
Juana -¿Qué terraza va a ser? ¡la terraza! la que es como la nuestra.
Ester -Ahhh.
Francisco -Eso de cerrar las terrazas me parece una tontada ¿Para que quieres una terraza que no es una terraza?
Juana -Hombre, les queda el salón más grande.
Ester -Patri ¿este sábado vas a ir al Pepeleches?
Patricia -No se.
Ester -(irónica)¡Como que no se!
Merche -A mí tampoco me convence lo de cerrar la terraza, la casa se queda como más triste.
Juana -No se, de todas maneras ya os diré, porque seguro que me dice que me pase a ver la reforma, porque a esa le encanta lo de enseñar sus reformas.
Ester -(a Patricia) ¿Te pondrás la camisa del Zara?
Patricia -A ti que te importa.
Ester -Seguro que te la pones para ver a...

Ester empieza a parodiar los gestos y actitudes de un chico adolescente.

Francisco -No tiene otro entretenimiento, enseñar las reformas y alcahuetear por el patio.
Juana -Y las reuniones de vecinos. Montar el pollo en la reunión de vecinos es su deporte favorito. Seguro que vuelve a nombrar lo de que la pocería se hizo mal, y que hay malos olores ¡Pero donde están los malos olores, solo los huele ella.
Francisco -Lo que pasa es que como la reforma no la hizo su marido cuando era presidente, pues ahora todo le parece mal.

Ester y Patricia comienzan a reír estrepitosamente. Trozos de comida salen disparados de sus bocas hacia todos los rincones de la mesa.

Merche -(quitando un trozo de comida de su plato) ¡Patriiii, asquerosa!
Juana -Poneros la manita delante cuando os reís.
Francisco -Estas crías por separado bien, pero juntas no hay quien las aguante.

Ester y Patricia siguen riendo.

Merche -Habría que poner otra mesa para que comieran las enanas.
Juana -Se nota que estas judías no son las del Julián.
Francisco -Hombre que si se nota, a ese no le compramos más.
Juana -Ése, de en cada puñado de judías que te da te mete cuatro o cinco pochas y es que eso se nota. Luego haces la cuenta y dices: ¡pero bueno si he comprado dos Kilos y he tenido que tirar medio! (a Patricia) ¡Comeee que no haces más que tontadas y no comes!
Ester -No quiere comer mucho porque el sábado...
Francisco -Y las patatas
Juana -Las patatas mucho peor, las patatas van todas llenas de cucos ¡todas llenas de cucos! Tienes que tirar la mitad, y las cebollas. Todo, todo, todo el género que tiene este hombre no vale para nada. (a Ester) ¡Ya vale de hacer el tonto! ¡Trae el segundo plato a ver si así dejas de hacer el tonto con tu hermana!

Ester se levanta a por el segundo plato, se queda observando a su familia. Comienza un aparte.

Ester -Ya no tengo quince años y todo esto ya no existe. El comedor ya no esta en esa habitación, las sillas las tiraron después de que mi padre las reparara mil veces, la mesa la llevamos a la casa del pueblo.
Mi hermana Merche se caso y se fue con su marido, mi hermana Patri se caso, vive en otra casa, y yo me fui a vivir a Madrid.
Esta situación es imposible volverla a vivir.
Esta bien así y así debe ser, pero me gustaría poder volver a vivir una comida así, vivirla una sola vez más. Me encantaría poder regalarle eso a mis padres.

Fin aparte Ester vuelve a la mesa con el segundo plato. Todos empiezan a comer. Ester no se sienta.

Juana -Francisco no te eches tanta sal que no es bueno. Patri cógete otra.
Francisco -(echándose sal) De algo hay que morir.
Juana -¿Sabes quien se ha muerto?
Patricia -¿Quien?¿De qué?
Juana -El abuelete este que tenía el perro ese asqueroso, el que no paraba de ladrar en la calle.
Patricia -¿De qué se ha muerto?
Francisco -Del último mal.
Juana -Le dio una embolia paseando al perro, y no era muy mayor, se lo encontraron en el parque con el perro. El perro venga ladrar, ladrar hasta que se acerco gente y mira... allí se lo encontraron. Mañana lo entierran.
Merche -Espero que entierren al perro también porque es asqueroso.
Ester -Os voy a hacer una foto
Merche -¡Qué!
Juana -Ahora, si estoy fatal, no me hagas fotos.
Francisco -Come y déjate de fotos.
Juana -¡No me hagas una foto que estoy horrorosa!
Patricia -¿Para qué quieres hacer una foto?
Merche -A mí sácame de espaldas.
Juana -A mí no me saques.
Patricia -¿Para que quieres la foto? ¿Es para algo del instituto?
Francisco -Déjate de fotos y come.
Juana -¡Que no me saques!

Ester hace la foto todos quedan congelados.

Ester -He tenido mucha suerte con mi familia, con todo lo que me han dado, con todo lo que me han enseñado, con todo lo que me han querido. Les quiero pero tengo que alejarme de ellos para poder vivir mi vida, para poder saber quien soy, para evitar que ese cariño me ahogue y se convierta en una prisión.
Cada vez que vuelvo a verlos, cuando me despido, es doloroso y me siento culpable. Me siento culpable por no estar más cerca de mis padres, por no ver crecer a mis sobrinas, o por no cogerles el móvil cuando me llaman. Pero creo que ese dolor es la prueba de que el cariño que siento por ellos es de verdad.

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