domingo, 11 de abril de 2010

MUERTE Y VELATORIO DE MI ABUELA I

Cuando lo viví, recuerdo pensar que estaba en una película, pero como ya sabemos la realidad supera con creces la ficción (no creo que sólo sea deformación profesional).
Diez días antes de la muerte recuerdo el primer ingreso en el hospital, navidades. Me quedé a pasar la noche con ella y fue un auténtico infierno, no paraba de arrancarse la vía de la muñeca y yo poniéndosela y ella arrancándosela, me miraba a los ojos desafiándome, retándome, como ella sabía hacer. Su juego preferido “a ver quien puede más, sabes que voy a ser yo y haré lo que sea necesario para conseguirlo, lo que sea”. Se hizo una herida, un agujero en la muñeca de tanto tirar de la vía, eran como las tres de la mañana, yo llevaba desde la siete de la tarde en el hospital con mis padres y le dije a mi madre que no se preocupara, que yo me quedaba con ella. Empecé a perder los papeles, la paciencia y todo lo que se puede perder en esa situación, estábamos en boxes de urgencias, ni siquiera era una habitación, estábamos separadas sólo por una cortina de otro enfermo o enferma, ni lo sé, el caso es que mi abuela gritaba: SUELTAMEEEE, POR QUE ME HACES ESTOOOO, SOCORROOOO…tres de la mañana, boxes, enfermos y una nieta que se supone está matando a su abuelita emferma, que hija de puta mi abuela…¿Cómo se puede montar ese escándalo? Pero me alegro de que me lo montará a mí y no a mi madre, en fin vino la enfermera o celadora o yo que sé y me dijo que debía estar más atenta de mi abuela que se había hecho una herida enorme por haberse quitado la vía y que yo estaba ahí para eso.- será zorra!!!

–pensé- no sabes quien es Pilar Cubeles, no tienes ni idea… por la mañana ya lo habían averiguado. Preciosa noche de Año Nuevo.
Estuvo toda la noche gritando, vía dentro, vía fuera, maldiciéndome y haciéndome chantaje emocional, mirándome con esa mirada que tanto controlaba, te hacía pequeña e inmunda, te hacia sentir culpable hasta limites insospechados, pensé que tendría la fuerza para soportarlo pero…cuando vino la quinta o sexta vez el celador ya harto y flipando con esa anciana y la ató a la cama no tuve el valor de decirle que no lo hiciera, serían las seis de la mañana y ya no podía más, nos habíamos incluso pegado, estaba enferma pero la mala ostia que mi abuela tenía dentro es la fuerza vital más grande que he visto en mi vida, eso es lo que la ha mantenido con vida tantos años.

La ató y atada me miraba…sus ojos decían “te he criado, te he cuidado, así me lo pagas, mírame, soy tu abuela, hemos dormido juntas cuando tenías miedo por la noche, desátame y quítame la vía, me molesta” Que noche de mala conciencia, cuando vino mi madre y se lo conté me dí cuenta de lo culpable que me sentía, estaba moralmente destrozada, lo había hecho una vez más y lo había conseguido como siempre. Mi madre la ha tenido como madre toda la vida….Dios mío!!!


Bajo su pie, atemorizada, manipulada, controlada psicológicamente toda la vida. Yo deseaba su muerte, la deseé en varias ocasiones por mi madre que con 65 años, cuando estaba al lado de mi abuela era una niña de 7 miedosa y temerosa de su madre.


Parece que se recuperó pero cinco días más tarde, el día de reyes, la volvieron a ingresar. No estaba bien, no respiraba bien.

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